La mina de La Camocha, emblemática mina asturiana y conocida por todos por la canción del mismo nombre, tiene previsto cesar en su actividad a mediados del 2008. Desde el Ayuntamiento y la dirección de la empresa minera se trabaja en un proyecto para habilitar un parque empresarial en la zona, que aportaría unos 780 empleos. Sin embargo el proyecto se lleva con total oscurantismo, sin informar a los vecinos y a los trabajadores. Un futuro parque empresarial que se supone que contará con ayudas de los fondos mineros, que en el plan 2006-2012 primarán la creación de proyectos industriales. Lo complicado del tema es que con el cese de actividad de la mina, acordado para el 2007, traerá una nueva pérdida de puestos de trabajo en Gijón, unos 250 en este caso. Algo por desgracia habitual en Asturias, donde cada día se destruye empleo industrial.
Mina La Camocha no es sólo propietaria de un solar, sino que tiene una empresa con una plantilla, unos prejubilados y unos compromisos sociales que tiene que cumplir con ellos.
Se hablan de empresas que crearán empleos, sin embargo nada se sabe de ellas, simplemente que son empresas "limpias". Parece raro que si esas empresas existierán y tengan un proyecto empresarial firme, esperen hasta el 2012 que es cuando se prevé que el polígono este en funcionamiento.
Aparte de esto tenemos la situación de 200 trabajadores, de los cuales una tercera parte se habrá prejubilado de aquí al 31 de diciembre de 2007. Falta conocer qué ocurrirá con los restantes 140, con una media de edad de 36 años, ¿qué se hará con ellos?.
La solución más práctica sería integrarlos en la plantilla de HUNOSA y así evitar que los mineros que se tengan que recolocar en la empresa pública lo hagan en la escala más básica, sin conservar sus actuales categorías. Sin embargo estó parece improbable de conseguir, Mina La Camocha es propietaria de otras empresas (caso de González y Díez) y para integrarla en Hunosa habría que hacer una segregación. Y la UE nunca lo permitiría porque sería aumentar el volumen de pérdidas de la empresa pública. Así que parece que los mineros actuales podrán tener una situación similar a la de otros trabajadores de la industria asturiana (como los de MENASA), posiblemente se le prometerán recolocaciones que tardarán o que nunca llegaran.
Un claro ejemplo de esto son los prejubilados de La Camocha, que llevan 20 meses, esperando que alguien les pague el 22% de sus salarios, que la empresa les adeuda. Es decir, el pago del complemento salarial que está fijado en el acuerdo firmado en 1998 por el que la Administración pagaría a los trabajadores el 78% del salario y Mina La Camocha el 22% restante. El dinero reclamado asciende a más de 640.000 euros. Parece que los juzgados comienzan a escuchar sus voces y se comienza a arrojar luz al proceso (plagado de encierros y manifestaciones). Sin la realidad es que a día de hoy siguen sin percibir lo que se les adeuda.
Todo esto nos arroja una perspectiva inmensa de dudas, sobre el polígono empresarial, sobre la situación de los mineros afectados por el cierre de la explotación y finalmente por la de los prejubilados de la empresa. No voy a entrar en debates sobre la rentabilidad o no del carbón, porque creó que es un sector que este país ya tiene liquidado y con fecha de extinción. Lo que yo pretendó es que la Administración Pública, tanto nacional, como regional y local, de un paso al frente y expliquen el proyecto que tienen como alternativa a las minas.
Creo que es un tema lo suficientemente relevante cuando hablamos de un sector que año tras año, se queda con la mayor parte de las ayudas tanto nacionales como europeas. Todos sabemos que se liquida a golpe de prejubilación, se ha pasado de los 24.500 empleos totales existentes en 1998 a los 5.800 actuales. El coste laboral ha sido ingente. El presupuestario también: sólo en los últimos siete años, las ayudas a este sector han superado los 11.700 millones de euros, más de dos billones de las antiguas pesetas. Las cifras hablan por si sólas, pero es mucho más difícil diseñar un plan de crecimiento para toda una región que salve el abandono del monocultivo minero, que dejar morir lentamente, al coste que sea, una actividad. Eso es lo que está sucediendo ahora en la Camocha y por desgracia creó que con los políticos actuales, no será el último sitio de Asturias en el que suceda.
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