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DESCENSO DEL SELLA



Hoy es primer sábado de agosto y como cada año desde hace más de 70 años, el descenso volverá a llenar de gente las calles de Arriondas y Ribadesella. Todo tiene su origen cuando Dionisio de la Huerta, en 1929, llegó a su casa de Coya, en Infiesto, para disfrutar de sus vacaciones de verano. Cuando se dirigía a la estación de ferrocarril de Barcelona, donde tenía previsto tomar un tren que le condujese a Madrid, para coger allí uno con dirección a Asturias, vio una piragua plegable en los almacenes El Siglo.
Pensando en lo fácil de su traslado, le pareció el artilugio más apropiado para llevar a Coya y a los pocos días ya estaba practicando el piragüismo en la presa de El Molino. Pocos días después, junto al médico Benigno Morán y a un joven que se llamaba Manés Fernández (éste último, en una K-1 de fabricación casera y equipada con flotadores laterales), decidió hacer una excursión, curiosamente por el río Piloña, desde Coya hasta Infiesto. Fueron cerca de cinco kilómetros por el río, en los que emplearon dos horas y media...
Lo que parecía una anécdota no se quedó allí. Con la experiencia de aquellos cinco kilómetros recorridos en piragua desde Coya hasta el puente de Infiesto, Dionisio de la Huerta convenció a su amigo Alfonso Argüelles para que le acompañase río abajo hasta Arriondas y también a Manés Fernández.
En una piragua con flotadores iniciaron aquella primera excursión acompañados por un grupo de amigos que les seguían en autocar.
Al año siguiente se celebró lo que después se erigiría en la primera edición del Descenso del Sella, entre Infiesto y Ribadesella, según unas versiones, y entre Infiesto y Soto de Dueñas, según otras. Esta vez, fueron Dionisio, Alfonso Argüelles y Manés Fernández, y lo cierto es que emplearon siete horas, puesto que cada poco paraban y compartían la experiencia con los catorce amigos que les seguían por la carretera.
En 1932, se fija lo que sería el recorrido definitivo, entre los puentes de Arriondas y Ribadesella. Diecinueve kilómetros de descenso -los cinco últimos en ría-que fueron cubiertos por trece palistas, venidos de Gijón, Ribadesella, Infiesto y Oviedo, en la primera edición competitiva.
La Guerra Civil paralizó el Descenso entre los años 1936 y 1943, para reanudarse el 11 de agosto de 1944, cuando once piraguas tomaron la salida en Arriondas.
En 1951 se inscribirán por primera vez competidores extranjeros, los italianos del Circolo Canottieri Tirrenia de Roma, los portugueses de las Mocidades y los franceses del Club Tonneis. En el año 1955 se inscribe el primer equipo de otro continente, el cubano.
En la edición de 1994 tomaron parte más de 1.400 embarcaciones y ya no queda sitio físico en las playas de cantos rodados de Arriondas para colocar más canoas prestas a la salida. Y es que el Descenso del Sella es hoy por derecho propio la cita más importante del piragüismo mundial.
Pero el Sella no es sólo piragüismo, alrededor del descenso del Sella se viene celebrando la «Fiesta de las Piraguas», declarada fiesta de Interés Turístico Internacional, el viernes noche en Arriondas y el sábado noche en Ribadesella. Estas dos ciudades quedan tomadas por los campistas y los visitantes de todas partes de España e incluso el extranjero y sus centros urbanos quedan cortados al tráfico y tomados por riadas de gente.
FEVE pone ese día a disposición de los aficionados el «Tren Fluvial» que partiendo de Arriondas realiza un recorrido paralelo al río por donde transcurre la carrera con paradas en distintos puntos para poderse bajar a mirar de cerca la carrera.
Con la llegada del Tren Fluvial se inicia un particular desfile por Arriondas con vehículos engalanados y grupos folclóricos. Justo antes de la hora de la salida, se entona el Asturias patria querida y luego el Tren Fluvial y la caravana de coches sigue el descenso por las márgenes del río.
Y al final el mágico fin de fiesta, con las calles abarrotadas de gente sedienta de juerga. La noche se unirá al día acompañada de música, sidra y sobre todo buen ambiente. Primero en las calles y luego en los cientos de campamentos improvisadas que por un fin de semana, convierten a Ribadesella en el centro de la movida juvenil. Si nunca estuvisteis os recomiendo que vayáis es una experiencia que nunca podréis olvidar. Parafraseando al gran Dionisio Huerta:

"Por orden de Don Pelayo
después de medir las aguas
presidiendo el rey neptuno
da comienzo esta olimpiada
nuevamente se autoriza
la carrera de piraguas."