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EL COMERCIO DE AVILÉS, ¿SE TRASPASA O SE LIQUIDA?

Hacía ya una temporada que no me paseaba por las calles de Avilés, mi ciudad natal y la ciudad donde pasé más de 20 años de mi vida y la verdad de la ciudad que yo recordaba no queda nada. En especial me llamó la atención la situación comercial que está viviendo el centro de la ciudad (por no hablar de la de los barrios) que en mi opinión se puede definir con una simple palabra caótica.
En mi recuerdo queda el Avilés de los ejes comerciales, el bullicio de los comercios de La Cámara, con los Almacenes Menéndez, la Economía, Almacenes Pi, el trasiego de gentes por la Avenida Fernández Balsera, cuando todavía existía Simago (el primer y único hipermercado de Avilés). La calles San Francisco con Astur, ahora en liquidación, la Plaza España con Precios Únicos, eso ahora todo queda en el recuerdo y en la memoria de los que no somos tan ancianos.
No me puedo olvidar del Centro Comercial del Atrio que se nos vendió como piedra angular del nuevo comercio local y que ahora sobrevive en manos de tres que lo han dejado reducido a su mínima expresión y donde los carteles de se traspasa comienzan a proliferar.
Así la imagen ha cambiado en todas esas calles tenemos anuncios como el siguiente: "Se alquila céntrico local de 210 metros cuadrados con vistoso escaparate, iluminación, persiana eléctrica y alarma. Disponibilidad inmediata". El anuncio corresponde a un local ubicado en el tramo alto de la calle de Fernández Balsera, de Avilés, en las inmediaciones de la plaza del Carbayedo. La renta asciende a 2.100 euros, pero los interesados en el bajo brillan por su ausencia. Esto sólo es un ejemplo de una ciudad que ha pasado de ser un oasis comercial a un desierto empresarial. Las calles del centro urbano están llenas de carteles que anuncian liquidaciones por cierre y traspasos.
El comercio en Avilés está de capa caída, pero la señora alcaldesa no parece percibirlo e insiste en pintar en azul celeste y rosa lo que, de momento, se presenta gris. Así muchos de los comercios de solera de Avilés que han sido testigos y protagonistas de la historia, comercios que han visto de casi todo a través de sus escaparates: guerras, posguerras, dictaduras, repúblicas y también transiciones políticas ven ahora como la crisis y la mala gestión municipal han llamado a sus puertas. Y es que, según la Agrupación Social Independiente de Avilés, ya hay más de 200 bajos comerciales sin uso.
Y la respuesta municipal a esta situación es la de la negación de la realidad, se pretende hacer creer que el problema es el entorno que hace poco atrayente las calles para las compras y se opta por la peatonalización masiva de calles, medida tras la cual se puede entrever más un afán recaudatorio que de beneficio al comercio. Ante esto, los posibles compradores se van a las superficies comerciales, con aparcamiento y sin multas.
Tampoco se pensó nunca en una reducción de los impuestos para desahogar a los comerciantes que ven menguados sus ingresos y no ven reducciones de cobros. O en la creación de un pacto institucional entre Ayuntamiento y Uniones de Comerciantes, para crear una mesa de trabajo que ponga a las claras la situación real del comercio local y dicte unas pautas básicas de actuación. Es cierto que concede a la Ucayc(Unión de Comerciantes de Avilés y Comarca) una subvención importante, y esto, que a primera vista puede parecer un signo de predisposición a colaborar en el desarrollo y futuro del comercio, a nosotros, que pensamos que la mejora del comercio requiere otro tipo de acciones más creativas y dinamizadoras, nos hace suponer que en realidad el Ayuntamiento, con esta subvención, hace un buen negocio. ¿Por qué? sencillamente porque con este donativo contenta a los comerciantes, sabedor de que si fuera él quien tuviera que desarrollar las medidas necesarias para solucionar la situación, el coste sería infinitamente superior.
Así, ante la falta de actuaciones el Avilés comercial parece quedar sólo en el recuerdo, ya no se ve el bullicio de los lunes camino del mercado, ya no se ven los autobuses y coches cargados de gente de los concejos limítrofes que los sábados invadían las calles de Avilés. Ahora el comercio local es un reflejo de la ciudad una ciudad agonizante que sólo sabe agarrarse a su Mr. Marshall particular y que ahora se hace llamar Niemeyer. En mi opinión es muy arriesgado jugarse el futuro de 85.000 habitantes a una sola carta pero creo que nuestros políticos tanto locales como regionales ya no les queda otra cosa que vender y están provocando que a los comerciantes locales les esté sucediendo lo mismo. A una ciudad, los elementos arquitectónicos y monumentales le aportan historia, pero el comercio representa la vida. Una ciudad puede carecer de edificios emblemáticos o de monumentos, pero si lo que le falta es comercio, irremisiblemente se convierte en una ciudad muerta.