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CÁNDIDO Y MORALA, JUSTICIA O LINCHAMIENTO. REFLEXIONES DE UN SOCIALISTA


Hoy la Nueva España pública un artículo de LEONARDO DOPICO VÁZQUEZ, en relación con el caso Cándido y Morala. Os paso a transcribir integramente el contendido del artículo. Leerlo con detenimiento porque no tiene desperdicio:

Yo creo que hay que empezar a desmitificar, la judicatura española, los partidos políticos en general, las propias instituciones, gobernadas por ellos, tienden a contemporizar con la misma en nombre de la independencia en dicha institución. Nada más falso, los jueces, en la mayoría de los casos, ni son independientes ni faltos de ideología, el problema real es que la mayoría de la judicatura española sigue siendo profundamente conservadora.
Así como en el Ejército o en la cúpula de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado hubo una renovación que permitió apartar de los puestos clave a aquellos mandos más reaccionarios o lo que es lo mismo identificados con el régimen anterior, el problema es que en la judicatura eso no se ha producido, y ése es un debe que todavía arrastra la democracia española, si no cómo puede explicarse que haya sentencias donde el juez absuelve a un violador porque la violada lleva minifalda. Eso ocurrió en Pontevedra y no hace tanto tiempo, o a De Juana Chaos, que independientemente de quien sea el sujeto, ya había cumplido su condena por los crímenes cometidos, o sea 18 años, en aplicación del Código Penal. Y luego por dos cartas en un medio de comunicación, aunque al parecer inferían amenazas, y le piden 96 años, que al final se modificó y se quedaron en 12. En mi opinión, a pesar de esa reducción, sigue siendo desmesurado, pero aquí no estamos hablando ni de proetarras ni de violadores, estamos hablando de dos dirigentes sindicales que, compartiendo o no su concepción sindical, están defendiendo el empleo y los astilleros, como elemento fundamental de la industria de Gijón, una ciudad ya de por sí castigada por las sucesivas reconversiones, que acabarán por convertirla en una ciudad más de servicios o de interés turístico que lo que tradicionalmente ha sido, una ciudad industrial, y en esa lucha también se está jugando el futuro de la misma, por tanto no es un problema sólo del sector naval, afecta al conjunto de la ciudad.
Por ello a estos trabajadores no se les puede aplicar en la práctica casi la ley antiterrorista, ni son proetarras, ni han practicado la «kale borroka», por tanto un acto de verdadera justicia será el archivo de la causa y la retirada de todos los cargos que se les imputa. La democracia española dejaría mucho que desear si después de 31 años de existencia de la misma se juzgara a los dirigentes sindicales por defender el empleo, como se hacía en el régimen anterior.
¿Dónde está la izquierda que quiere transformar la sociedad? Al margen de la semántica de si el Ayuntamiento presentó cargos o no, es obvio que, ante un ataque de estas características a dos dirigentes sindicales, debiera de haber una respuesta democrática y contundente, empezando por apoyar las movilizaciones convocadas en defensa de los acusados, por higiene democrática, y porque muchos militantes y votantes de esa izquierda no entendemos esa inhibición que raya en la complicidad con la acusación.
El estado de derecho no es una cosa abstracta, hay que luchar día a día para mantenerlo y profundizarlo en el sentido democrático, sobre todo teniendo en cuenta que aquí hay un exceso de celo policial que son los únicos acusadores, puesto que los otros testigos de la acusación han realizado, como se pudo demostrar, declaraciones contradictorias, uno de los encausados ni siquiera estaba en el lugar de los hechos.
La democracia española en pleno siglo XXI no puede ser testigo mudo de una condena de estas características y la izquierda institucional, si se preciara de ello, tampoco, todavía estamos a tiempo de reaccionar, sería bueno que lo hiciéramos, primero por los acusados, segundo por la calidad democrática y por las instituciones que emanan de la misma.
Los sindicatos de clase CC OO y UGT, nadie puede entender la inhibición de los mismos, esto no es una batalla para tener un puñado de delegados más o menos, que en unas elecciones sindicales sería legítimo, ésta es una batalla por la libertad de la clase obrera, donde todos debiéramos sentirnos implicados, al margen de las siglas a las cuales cada uno pertenezcamos. Yo, como militante de CC OO, desde su fundación allá por los años sesenta, siento vergüenza ajena de la postura que ha tomado el sindicato en el que milito, no hay justificación posible al ataque hoy a Cándido y Morala, mañana puede cebarse en cualquier otro dirigente sindical, me pregunto en voz alta, la respuesta sería la misma, estoy convencido de que no. Por lo tanto, dejar solos a estos compañeros frente a los tribunales es cuanto menos una dejación de los valores democráticos y solidarios que en CC OO siempre hemos defendido, incluso en momentos mucho más duros que éstos. Sólo desde aquí, con la palabra escrita, deseo y pido una profunda reflexión, tanto a las fuerzas de izquierdas como a los sindicatos de clase, el apoyo decidido de las mismas y los mismos, para combatir la injusticia que se está cometiendo con Cándido y Morala, que más que justicia se asemeja a un linchamiento.

Leonardo Dopico Vázquez, ex trabajador del sector naval y militante del PSOE.

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