ASTURIAS, LAS ESTADÍSTICAS SIGUEN DEVOLVIÉNDONOS A LA CRUDA REALIDAD

Los datos y las estadísticas son sólo eso, pero sin embargo curiosamente para Asturias siempre son desfavorables. Los equipos de Hispalink, formados por investigadores de 18 universidades españolas, entre ellas la de Oviedo, han anticipado que la geografía del crecimiento económico español quedó en 2006 como sigue: Madrid y Murcia, ambos con avances del 4 por ciento, fueron los territorios más dinámicos, seguidos por Aragón y Castilla-La Mancha; otras once regiones se movieron en torno al promedio del país, con resultados entre el 3,5 y el 3,7 por ciento, y el vagón de cola lo formaron Galicia (3,4), Asturias (3,1) y Baleares (2,8).
La actividad económica asturiana creció en 2006 por encima del 3 por ciento (3,1), mejorando el tono de 2005. Pero ese balance del pasado año no bastó para que la región dejara las últimas posiciones del país. Según las predicciones del observatorio, Asturias avanza en lo económico más que Europa, pero no acaba de conseguir la convergencia con el vigor que manifiesta España, una de las economías con números más solventes en el mapa del euro. Esta vez, el principal lastre para Asturias fue la industria. Y el motor más revolucionado, otra vez la construcción, a la cabeza de España gracias a la obra pública y el «boom» de la edificación de vivienda.
Pero el trabajo no se centra sólo en la actualidad, también incluye predicciones sobre el comportamiento del país y de las regiones en 2007 y 2008. Se estima que el crecimiento español se desacelerará porque los servicios y la construcción, pilares de la fortaleza económica actual, perderán algo de pulso. Asturias también cederá unas décimas en esos próximos años y seguirá creciendo por debajo de la media española, según las cuentas de Hispalink.
Sólo la construcción a golpe de especulación y recalificación urbanística (también si no fuera por esto), evita el declive absoluto de la economía asturiana. Pero no son suficientes para compensar el mediocre balance de la industria asturiana o el diferencial en el crecimiento de los servicios.
La agricultura, tiene un retroceso de actividad del 0,7 por ciento en 2006, reflejo de los descensos en la comercialización de leche de vaca (6,4 por ciento hasta noviembre de 2006), en los sacrificios de ganado (1,4), y en la pesca que se movió en las rulas (10,2)(que pasará entonces tras el conflicto de la Rula de Avilés)
La Industria tuvo un crecimiento muy discreto (tasa del 1,3 por ciento respecto a una media nacional del 2,6) debido principalmente al retroceso en la actividad energética. Que pasará cuando se contabilicen en esas estadísticas, el cierre de San Claudio, el cierre de Autotex o el más que posible desmantelamiento de los astilleros (con Morala y Carnero en la carcel por supuesto).
Finalmente los servicios, esa actividad de la que todos los asturianos íbamos a vivir tras desmantelar nuestra "obsoleta" industria. Pues bien los resultados tampoco son favorables, tendrá crecimientos superiores al 3 por ciento hasta 2008. El pasado año, el tirón de la rama de transportes y comunicaciones y el buen ejercicio turístico contribuyeron a que los servicios asturianos avanzaran un 3,4 por ciento. Fue, no obstante, un balance inferior al promedio nacional (3,8) y el más modesto de España junto al registrado por el País Vasco.
En definitiva y para no abrumaros más con cifras seguimos en el furgón de cola, no sólo de Europa sino que incluso de España. Esos son los datos que nos va a presentar el señor Areces como logros de sus 8 años de gestión y como currículum para una nueva reelección. Unos resultados por supuesto que serán maquillados por sus colaboradores para hacernos ver como ellos dicen "que el paciente evoluciona satisfactoriamente". Pues bien no sólo no evoluciona satisfactoriamente sino que sus indicadores vitales están llegando a niveles preocupantes. O lo que es lo mismo o se le cambia el tratamiento administrado o bien entrará un estado de deterioro irreversible.
Señor Areces, supongo que en su partido o en los de la oposición habrá médicos que puedan recuperar al paciente, porque lo que es usted no sabe más que recetarle calmantes para que no sufra, sin darse cuenta de que la enfermedad sigue avanzando en su interior.