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MORALA Y CARNERO ABSUELTOS EN SU SEGUNDO JUICIO: SE EMPIEZA A HACER JUSTICIA


Hoy se ha conocido la sentencia del segundo juicio contra los sindicalistas de la CSI, Carnero y Morala. Esta sentencia no tuvo la repercusión de la anterior, los periódicos ni siquiera la adelantaron. Pero esta sentencia parece que empieza a dar luz a un caso que estaba oscuro.
El juicio por el incendio de una furgoneta en el curso de las movilizaciones del 2004 realizadas en defensa de la viabilidad del sector naval asturiano y por el que se pedían para los sindicalistas dos años y medio de cárcel, se ha quedado en nada.
La juez titular del Juzgado de lo penal número 2, Rosario Fernández Hevia, absolvió a los sindicalistas Cándido González Carnero y Juan Manuel Martínez Morala de los delitos de daños y desórdenes públicos de los que se les acusaba.
Las contradiciones de los testigos y de la fiscalía han provocado que la jueza desestimara el caso. Mientras algunos agentes aseguran que estaba oscuro y llovía, otros sostienen que la zona estaba iluminada; mientras dos funcionarios aseguran que fue Morala el que prendió fuego a la furgoneta, otros dos dicen que fue Carnero. Y se sorprende de que los cuatro agentes, situados en lugares diferentes en el momento de los hechos, hayan asegurado que tuvieron una «visibilidad perfecta» hasta el punto de haber declarado que la «furgoneta estaba cargada de madera» un policía que estaba «a 60 metros». También resulta sorprendente que los miembros de la brigada de información de la Comisaría aseguraran en el Juzgado que no conocían a Carnero ni a Morala y que necesitaran de la prensa para identificarles, cuando son dos sindicalistas conocidos en la ciudad y que han participado en numerosas protestas.
Los antidisturbios que estaban situados en la parta más alta del puente de Carlos Marx señalaron a Morala como el autor de los hechos.
En concreto, ambos efectivos afirmaron en el juicio que el líder sindical fue quien rompió los cristales de una furgoneta Ford Courier y luego la incendió. No obstante, en el atestado habían declarado que no identificaron a los imputados porque esa tarea correspondía a la brigada de información. Precisamente los agentes de esta unidad ofrecieron otro relato de lo ocurrido, ya que achacaron el destrozo del vehículo tanto a Morala como a Carnero, por romper las lunas el primero y rociar con líquido inflamable y prenderle fuego el segundo. Además, se da el caso de que el instructor del atestado que recoge el testimonio de los antidisturbios también interviene como testigo.
A esto debemos de unirle que el propietario de la furgoneta quemada (curioso le queman una furgoneta y no exige ni él, ni su seguro el pago)no compareció en el juicio, lo que ha impedido conocer el «valor» real del vehículo.
Al no resultar acreditado el delito de daños, "tampoco puede entenderse que fueran autores de un delito de desórdenes públicos". Así justifica la jueza Rosario Fernández Hevia la exculpación de Carnero y Morala en este cargo que se les imputaba. Dado que la fiscalía no formuló acusación contra los sindicalistas en los incidentes producidos en las semanas posteriores al incendio de la furgoneta, la magistrada determina que o bien no concurren los elementos suficientes para incardinar las conductas delictivas que recoge el artículo del Código Penal que lo regula; o no se halla la motivación "de pretender alterar la paz pública". Respecto al valor de la furgoneta, cuyo propietario no se personó en el juicio celebrado el 12 de febrero, la jueza argumentó que se trataba de un vehículo abandonado en la vía pública.
Las contradicciones de los policías estaban claras, como también parecían estarlo en el juicio en el que con anterioridad se les condenó a tres años de cárcel por incidentes similares. Ahora los abogados de los sindicalistas van a recurrir esa sentencia al considerar que "Esta claro que en un Juzgado se respetaron las garantías y en otro no".
Cándido González Carnero y Juan Manuel Martínez Morala presentaron ayer el recurso contra la sentencia del Juzgado de lo penal número 1 de Gijón, que los condenó a tres años de cárcel al dar credibilidad a las acusaciones de la Policía que los señalaba como autores del destrozo de una cámara de tráfico del Ayuntamiento el 10 de marzo de 2005, durante el ataque más virulento de los trabajadores de Naval Gijón contra el Acuario municipal. Los sindicalistas solicitan que se repita el juicio en otro Juzgado alegando que el juez impidió su defensa al rechazar pruebas sin justificación alguna, según denuncian.
El juez desestimó la declaración de agentes de la Comisaría de Gijón, del jefe del servicio jurídico del Ayuntamiento y de otros testigos; rechazó la aportación de pruebas documentales y el visionado íntegro en el juicio oral de un vídeo grabado por la Policía que, según la defensa, contradice la declaración de los agentes.
Respecto al vídeo grabado por la Policía, el recurso señala que «no comprendemos la obstinación del magistrado, cuando el mismo fue propuesto como prueba documental», y llama la atención sobre que «en la propia sentencia dice literalmente "Én el visionado de la cinta se observa", sin que esta parte sepa cuándo se visionó».
El recurso también considera que el juez vulneró las garantías procesales al permitir que los policías que testificaron en el juicio se comunicaran. Otro motivo del recurso es el «error manifiesto de la apreciación de las pruebas», al basar su sentencia en la declaración de dos policías sin tener en cuenta las contradicciones entre éstos y otros agentes.
Parece que poco a poco se está haciendo justicia en este caso, se comienza a ver que no existen pruebas para inculpar a los sindicalistas. Más que declaraciones contradictorias. Sin embargo también se ve como la coalicción de izquierdas de Asturias, no ha echo nada para que la verdad salga a la luz. Incluso los sindicatos mayoritarios en Asturias no han pedido publicamente el esclarecimiento de los hechos. Todo esto nos hace pensar aún más que Carnero y Morala, simplemente son personajes demasiado molestos y que defender como ellos defendieron un sector condenado se acaba pagando.

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