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MÁS DE UN AÑO DESPUÉS DEL INFORME LORENCES: LOS MILEUROS, LAS LEYENDAS URBANAS Y LA GENERACIÓN ALSA, SEGUIMOS EXISTIENDO


De los más de 20 amigos que tengo desde mi época del colegio, instituto o facultad, sólo dos siguen en Asturias y curiosamente uno trabaja en la empresa de su padre y otra esta casada y no trabaja. Los otros como yo nos hemos tenido que ir de Asturias en busca de oportunidades laborales que en la región no nos ofrecían.
Hace ya tiempo el Pricipado encargó un informe el a un catedrático de Oviedo Joaquin Lorences, para intentar dejar por zanjado el tema de que 18000 asturianos se van todos los años de Asturias. El estudio arrojo que el 19,6% de los alumnos estudiados trabajaban fuera de Asturias, en España o en el extranjero, y un 34,2% no estaba ocupado, bien porque seguía estudiando (la mitad de los desocupados) o preparando oposiciones (uno de cada tres), bien porque estaba en paro. En total, el 76,7% de los titulados vivia en Asturias, aunque menos de la mitad trabajaba y un 30,5% no lo hacía. Un 0,8% vive en Asturias pero trabaja fuera.
Sin embargo un estudio del CES del año 2005 advierte que en Asturias la pérdida de población es especialmente elevada en el grupo de edad entre 25 y 34 años, que supone el 56 % de las pérdidas poblacionales totales debido fundamentalmente a problemas de inserción de los más jóvenes a la vida laboral en la región.
Las organizaciones sindicales están denunciando públicamente que unos 30.000 jóvenes abandonaron la comunidad autónoma en los últimos diez años, incluso hace unos días UGT calculaba que 18.000 lo habían hecho entre el 2003 y 2004. Los datos del padrón municipal confirman que la población asturiana a lo largo de 2005, descendió en 1.300 personas, lo que significa un descenso del 0,13% con respecto a 2004.
Eurostat, en noviembre del pasado año, sitúa nuestra región dentro de las 50 de la Unión Europea con mayores porcentajes de desempleo juvenil, con una tasa del 27%.
El propio Servicio Público de Empleo afirma que la contratación temporal es la característica de nuestro mercado laboral.
Somos muchos los que vivimos en la realidad que niega el principado, mi genaración y algunas posteriores podriamos pasar a la historia como la "generación ALSA".

El problema no es que la Universidad sea una fábrica de parados, que no lo es, pues el tener estudios universitarios es casi una exigencia para poder optar a un trabajo más o menos digno, el problema es que nuestra Universidad acabe siendo una fábrica de expatriados y que nuestros universitarios, que tanto dinero nos cuestan, se tengan que marchar a desempeñar su actividad fuera, de modo que nuestra región se convierta en una excelente cantera de capital humano para uso y disfrute de otras comunidades.
Yo me considero un privilegiado pero conozco a muchos de los integrantes de los llamados "Mileuristas". Son licenciados con buenos o extraordinarios expedientes académicos cuyos sueldos no despegan de los mil euros mensuales. Esa gente no se pudo marchar de Asturias por dinero, quizás unos pocos se fueron por probar experiencias. Pero la gran mayoría por no decir todos, se fueron porque en Asturias no les dieron ni esos 1000 euros.
El sociólogo francés Louis Chauvel asegura que los pobres de comienzos del siglo XX (obreros sin cualificación, agricultores o ancianos) pertenecen a una sociedad en vías de extinción porque los nuevos pobres del siglo XXI son los jóvenes. Aunque no lo parezca, los «mileuristas» son el rostro de la generación mejor formada de la historia: cuatro de cada diez jóvenes asturianos entre 25 y 29 años han concluido estudios universitarios.
Los universitarios asturianos tenemos un caudal formativo que se eleva por encima de la media española, siendo superior incluso al del conjunto de la población estadounidense (un 37 por ciento de los norteamericanos tiene estudios superiores) y saca varios cuerpos de ventaja a la generación de nuestros padres, que es, precisamente, la que copa la mayor parte del tejido productivo: sólo uno de cada diez asturianos mayores de 45 años tiene estudios superiores.
Esa es la realidad laboral juvenil de Asturias y sólo hace falta visitar los fines de semana las estaciones de autobuses para apreciar la gravedad del problema. Sin embargo la negación de la realidad por parte del señor Areces impide que pueda asumir el problema para resolverlo..
Este fenómeno debiera ser objeto de una reflexión profunda y serena por parte del Gobierno para poner en marcha medidas y políticas dirigidas a combatir el desempleo y la precariedad, ofreciendo mayores expectativas de futuro a los jóvenes y, por lo tanto, adoptando medidas que garanticen el futuro de esta región. La empresa privada no acaba de suplir el papel que se perdió de la empresa pública.
Hay que garantizar medios, recursos, diseñar y poner en marcha de forma inmediata programas y acciones que contribuyan a dibujar un escenario nuevo, con nuevas oportunidades, capaz de aprovechar el potencial creativo de la juventud para que revierta en nuestra sociedad, en nuestra economía, en nuestra industria, en nuestros municipios.
Siempre se podrá argumentar que es muy positivo el cambiar, y el irse fuera, y la movilidad geográfica. Estoy perfectamente de acuerdo, pero cuántos jóvenes de otras regiones o países vienen a Asturias buscando un trabajo cualificado? .

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