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ASTURIAS, "EL QUE SE MUEVA NO SALE EN LA FOTO"



La prensa sigue omitiendo hacer referencias al conflicto de Cajastur, sólo hace falta mirar sus páginas en los últimos días. En ningún periódico se hace referencia a que Cajastur lleva más de seis años sin crear un solo puesto de trabajo estable en Asturias. Tampoco parece importar a nadie que hay trabajadores contratados temporalmente que cobran menos de 800 euros mensuales brutos al mes. Ni que la dirección de Cajastur se niega a negociar con los representantes de los trabajadores.
Tampoco parece relevante que en vísperas de una huelga convocada por todos los sindicatos y refrendada por la Asamblea de Trabajadores, la dirección despide a un trabajador por su actividad sindical. Ni tampoco el masivo seguimiento de las dos jornadas de huelga y la multitudinaria participación en las concentraciones convocadas en apoyo de las reivindicaciones de los trabajadores de Cajastur en la plaza de la Escandalera.
La sociedad asturiana ni siquiera se enteró de que los representantes sindicales de Cajastur estuvieron encerrados once días en el edificio de Pensionistas que la entidad financiera posee en la Plaza de la Catedral. Ni que el día 11 fueron desalojados, en una actuación rápida y limpia, desarrollada por la Policía, bajo el control directo del Delegado del Gobierno, Antonio Trevín Lombán. Lo que significó una operación sin precedentes conocidos, dado que ningún encierro había sido desalojado en esta comunidad autónoma con ayuda de los antidisturbios, lanzando sobre cinco trabajadores encerrados una impresionante fuerza armada que resolvió el asunto en unos minutos, y que tuvo su momento culminante cuando se produjo la ruptura de la puerta a la fuerza y la se dio a los sindicalistas orden de abandono sin practicamente darles tiempo a recoger sus pertenencias.
Ayer en Oviedo Empleados de Cajastur y representantes como el teniente de alcalde de Avilés, Díaz Rañón, protagonizaron una multitudinaria protesta contra la dirección de la caja tras el desalojo el pasado domingo por las fuerzas de seguridad. La comitiva gritó contra el presidente de Cajastur, Manuel Menéndez, y a favor de la readmisión del sindicalista Marco Antonio Antuña, despedido por una caja que aprovechó la jornada para anunció la apertura de su sucursal número cien fuera del Principado.
Estamos hablando de lo que le sucede a 1.600 trabajadores de Caja de Asturias y sus correspondientes círculos de familiares y amigos. Un número de personas lo suficientemente significativo para que la prensa asturiana lo tenga en cuenta Sólo la Voz de Asturias les menciona y intenta describir el conflicto. Para los otros dos grandes periódicos asturianos (La Nueva España y el Comercio), parece que no existen.
Ya esta bien de silencio en Asturias se está atacando deliberadamente a las libertades individuales. Se ataca a la libertad sindical, sólo hace falta ver como se carga contra la CSI, el ejemplo esta claro, podemos observar como se juzga como criminales a dos trabajadores como Cándido y Morala. Lo mismo sucede con un humilde trabajador como Marco Antonio Antuña, al que el presidente de Cajastur, Manuel Menéndez, despidió por discrepancias ideológicas.
Y por último ahora también se ataca al derecho a la información, parece que se puede comprar el silencio de la prensa. Y si no es así por lo menos lo parece, Manuel Menéndez está comprando el silencio de los medios a la vista de todo el mundo. De otra manera me es imposible entender como no difunden una noticia, que afecta a la gran entidad bancaria asturiana. En todo esto, en mi opinión tiene un gran papel el subdelegado de gobierno, el señor por llamarlo de alguna manera, Antonio Trevín, que parece que se está aplicando la máxima de otro socialista, como Alfonso Guerra, "de que el que se mueva no sale en la foto".
No podemos volver a tiempos pasados las libertades conseguidas deben aumentarse, nunca disminuirse. Y en Asturias, no se si por la actualidad que ultimamente tiene la Universidad Laboral de Gijón, se están volviendo a resucitar fantasmas de otras épocas. Parece impropio de un gobierno de izquierdas, en el que muchos presumen de haber luchado contra el franquismo, por la democracia y por la libertad.

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